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Senegal 2022 Huerto

Cinco horas de avión separan dos realidades totalmente opuestas, dos mundos paralelos con sus particularidades y sus características propias. 
La lectura de este diario del proyecto de puesta en marcha de un huerto comunitario, llevado a cabo en noviembre del 2022, nos transporta, sin movernos, a un oasis de solidaridad y optimismo, desvelándonos matices y costumbres de una cultura muy diferente a nuestra estresante rutina occidental, mientras descubrimos, con ilusión y esperanza, las acciones encaminadas a mejorar sustancialmente la calidad de vida de muchas familias.

Martes, 15 de noviembre de 2022

Barcelona - Sanghé - Senegal 

Al fin llegó el gran día, ese día marcado en el calendario meses atrás para iniciar nuestro nuevo proyecto. Estaba tan lejos cuando lo programamos con toda nuestra ilusión y compramos el billete y la vida diaria actual, frenética e imparable, nos absorbe de tal manera, que todavía se nos hace difícil asumirlo. Pero sentadas en el avión, contemplando pausadamente el paisaje que asoma, tímido y escurridizo bajo el inmenso mar de nubes, nos vamos sumergiendo, poco a poco, en el exótico latir africano. A las 14:35, puntual, a pesar de la huelga del personal de cabina de Vueling, despegamos desde el aeropuerto del Prat. Tenemos cinco horas para dejar atrás nuestra contaminada y bulliciosa ciudad condal y adentrarnos en la tranquilidad y el silencio del pueblo de Sanghé, en Senegal. Mientras el paisaje desértico nos hipnotiza, repasamos mentalmente los detalles del proyecto que tenemos entre manos. En dos semanas, volaremos de vuelta a nuestras rutinas y para entonces, las mujeres beneficiarias del mismo deben ser capaces de gestionarlo sin nuestra presencia.

Miércoles, 16 de noviembre de 2022

Organizando la agenda

La niebla esconde el tímido amanecer, aunque pronto desaparece, dando paso al sol abrasador que nos acompañará todo el día, disparando el termómetro a niveles poco propicios para iniciar el duro trabajo de acondicionamiento de la zona destinada a albergar nuestros huertos. Aprovechamos la tregua que nos brindan los ventiladores de la casa de voluntarios donde nos hospedamos, para  organizar la agenda de los siguientes días y concretar los trabajos con las beneficiarias del proyecto. Mientras esperamos el lento descenso del sol, constatamos que las lluvias de los últimos meses, tan necesarias para la tierra, han desbocado el crecimiento de la hierba. Quizás nos toque sudar más de lo previsto para preparar la tierra para la siembra…

Jueves, 17 de noviembre de 2022

Preparando el suelo

El calor no afloja, pero eso no nos impide iniciar al fin, las necesarias tareas preparativas del terreno. Ayer quedamos con algunos chicos del pueblo para que nos ayudaran y fue un gran acierto, ya que trajeron herramientas mucho más adecuadas para cumplir nuestro primer objetivo, deshacernos de la molesta hierba que lo cubre todo. La ilusión por ver el resultado final nos da alas para avanzar con rapidez, pero a pesar de ello y de la evidente experiencia de los nativos, la extensión a abarcar es tan grande que nos llevará varios días. Además, hoy es un día importante, a las 14:30 nos pasan a recoger para llevarnos a la residencia de la embajadora de España, en Dakar. A las cinco está previsto un acto de reconocimiento a la incansable labor de sor Hortensia, haciéndole entrega de la cruz de la Orden de Isabel la Católica. Es un acto sencillo y emotivo, que premia el inmenso esfuerzo diario, altruista y desinteresado de esta pequeña mujer que hipnotiza a todo el que la conoce, despertando un profundo sentimiento de admiración.

Otorgando la Cruz de la Orden de Isabel la Católica

Viernes, 18 de noviembre de 2022

Conociendo la flora y fauna

Nos despertamos, todavía bajo el embrujo de la hermosa velada de ayer. Sor Hortensia no necesita reconocimientos para proseguir con su constante lucha personal contra las desigualdades y las injusticias, pero mientras charlaba animadamente con los invitados se vislumbraba un brillo especial en su mirada al comentar los grandes proyectos de su vida. Esos proyectos que mejoran sustancialmente la vida de los senegaleses, ahora en Sanghé, pero también en otras zonas del país, durante los más de 50 años que lleva aquí. Su día a día es frenético, gestiona un colegio privado en Sanghé con más de 280 niños entre 6 y 12 años que el curso pasado fue el tercero con mejores calificaciones del país, lleva la contabilidad de los ingresos y los gastos, convence a los padres para que apunten a todos sus hijos, tanto niños como niñas, busca apadrinamientos para las familias que no pueden asumir la pequeña cuota de escolarización, se encarga de comprar la comida para que dos días a la semana coman en el colegio y se alimenten correctamente, recibe y organiza la estancia de todo tipo de voluntarios, desde personal sanitario que hace las revisiones de todos los niños del colegio, hasta voluntarios que quieran colaborar en cualquiera de los múltiples proyectos que siempre tiene en mente. Y es por eso que estamos aquí, iniciando un nuevo proyecto para empoderar a las mujeres del pueblo, que consiste en poner en marcha un huerto para mejorar la alimentación de los niños del colegio y de las familias beneficiarias. Y como siempre está pendiente de todo y cuida especialmente a los voluntarios, nos ha organizado unas excursiones con un guía local para conocer mejor la cultura de este espectacular país y especialmente su fauna y flora, así que, hoy, mientras nos acercábamos como nunca antes habíamos hecho, a las esbeltas jirafas, a los imponentes hipopótamos, a los tranquilos búfalos, a las cebras, a los impalas, los antílopes, los avestruces, los cocodrilos, los monos… hemos perdido el mundo de vista, disfrutando plenamente de una experiencia única.

Sábado, 19 de noviembre de 2022

Descubriendo este fascinante país

Empezamos el fin de semana muy temprano, a las 7 en punto nos recogen para proseguir con el descubrimiento de este fascinante país. Nos dirigimos a Saint Louis, la antigua capital colonial francesa, situada en una pequeña isla de la desembocadura del río Senegal, en la frontera con Mauritania. Tardamos más de cuatro horas en recorrer los 200 kilómetros que nos separan de nuestro destino y cuando, por fin  llegamos, nos espera nuestro guía local, Samba, en su calesa, para recorrer su pintoresco centro histórico declarado patrimonio de la humanidad. Tras muchas fotos y videos y una interesante explicación, finalizamos nuestro recorrido en un restaurante de comida típica senegalesa y volvemos a subir al coche para dirigirnos al desierto de Lompoul, a unos 90 kilómetros al sur. La carretera es buena y apenas hay tráfico, pero hay que estar muy atentos con las vacas, las cabras, los burros o los monos, que vemos continuamente a nuestra vera y que cruzan la carretera con total parsimonia y sin inquietarse lo más mínimo. Por suerte, Jacques, además de ser un excelente guía,  es un experto conductor que hace más llevaderas las largas horas de traslados del día. Pasadas las cinco, llegamos al pueblo donde nos espera un camión 4x4 para trasladarnos hasta el campamento donde pasaremos la noche. Aprovechamos el atardecer para pasear por las dunas y hacer algunas fotos divertidas, mientras contemplamos la preciosa puesta de sol. Después, una ducha para quitar toda la fina arena enganchada en el cuerpo, un coctel de bienvenida  (zumo de bissap que es una bebida natural típica de Senegal que se elabora infusionando las flores secas del hibisco), una excelente cena (una sopa bastante picante, cuscús, verduras, pollo y tarta), un rato contemplando la hoguera que baila al ritmo de los tambores y el inmenso cielo estrellado y un merecido descanso después de un largo e intenso día.

Domingo, 20 de noviembre de 2022

Disfrutando del desierto

Nos despertamos antes de que las estrellas desaparezcan y la luz del sol se vuelva a imponer, borrando por completo ese impresionante paisaje de puntitos de luz y estrellas fugaces que acompañan a una tímida luna en forma de uña. No todos los días podemos disfrutar del remanso de paz y tranquilidad del desierto y aunque en realidad, más bien, son sólo algunas dunas rodeadas de bastantes eucaliptus, para ser nuestra primera aproximación a un entorno tan diferente, ya nos parece suficiente y disfrutamos plenamente de la experiencia en este hipnótico lugar. Después de desayunar, un último paseo por la arena, todavía abrigadas, puesto que la temperatura nocturna  baja considerablemente hasta el punto de necesitar manga larga y chaqueta y de vuelta al pueblo donde nuestro coche nos espera para llevarnos de regreso a casa. Decidimos pasar antes por el mercado artesanal de Thies, para visitarlo y hacer algunas compras. La carretera vuelve a ser nuestro paisaje durante varias horas y el termómetro del coche va subiendo hasta llegar a los 35 grados. Se nos hace tarde y antes de visitar el mercado, reponemos fuerzas en un restaurante que resultó ser de Costa de Marfil, donde degustamos su plato típico que consiste en cuscús de mandioca con pescado y cebolla y tomate picados. Ya en casa, damos un largo paseo por los alrededores antes de ir a visitar a Sor Hortensia y programar nuestros próximos días.

Lunes, 21 de noviembre de 2022

Avanzando a buen ritmo

El recuerdo de lo vivido estos tres últimos días nos da energía para afrontar el proyecto con optimismo y alegría, ya tenemos un terreno libre de hierba y el otro avanzando a buen ritmo. En un principio pensamos en apilar toda la hierba y quemarla aprovechando así la ceniza para el terreno, pero al final, un vecino nos pidió la hierba para alimentar a sus animales, así que por la tarde viene a buscar la hierba que arrancamos por la mañana. En las horas de más calor, podamos los árboles frutales del jardín de la casa, mangos y sobre todo limas y al aflojar el intenso calor, vamos a casa de Sor Hortensia con intención de seguir podando sus numerosos árboles de naranjas, mandarinas, limas… Pero poco antes de llegar, nos encontramos con un grupo de niños, que, vergonzosos, empiezan a hablar con nosotras. Tienen una pelota así que les preguntamos si quieren que juguemos con ellos y con gran alegría nos responden que sí.  Nos quitamos los zapatos y se nos pasan las horas jugando un improvisado partido, donde los jugadores se van multiplicando, en el camino por donde de vez en cuando pasa alguna moto o algún carro tirado por un burro.

Martes, 22 de noviembre de 2022

Acelerando los trabajos

Hoy cumplimos una semana de estancia en Senegal y nos encontramos justo en la mitad de nuestro viaje de voluntariado. Es un buen momento para hacer balance del proyecto y de su buen desarrollo y llegamos a la conclusión que debemos acelerar los trabajos si queremos que el huerto esté en marcha cuando regresemos. Los chicos que han venido estos días a trabajar, hoy no pueden venir ya que tienen cosas que hacer en el huerto del colegio, que gestionan ellos y nosotras seguimos con nuestros trabajos de poda de los árboles frutales de la casa. Además hoy tenemos visita, 4 mujeres belgas que vienen a conocer los proyectos de sor Hortensia y que comerán con nosotras. Jana, nuestra cocinera va a preparar el típico yassa de pescado y nosotras nos convertimos en pinches de cocina para ayudarla y conocer de primera mano este plato típico que puede ser de pescado o de pollo, acompañado del omnipresente arroz, aunque una variedad mucho más pequeño del que estamos acostumbrados y una salsa con mucha cebolla pochada con especias, mostaza y limón.

Miércoles, 23 de noviembre de 2022

Podando limoneros

Mientras los chicos acaban, por fin de desherbar, nosotras vamos a la casa de sor Hortensia a continuar con nuestra especialidad, la poda de limoneros. Empezamos con un árbol enorme, poblado de ramas tocando el suelo y  muchas grandes y  secas en el interior. Al principio vamos con cuidado, intentando no cortar las ramas que tienen fruto, con unas tijeras de podar que cortan muy bien las ramas de hasta un dedo de grosor, otras tijeras más grandes y un machete, pero a medida que vamos pudiendo acceder al interior, nos vamos animando y ayudadas de nuestra sierra nos centramos en conseguir una copa más adecuada, que permita la entrada del sol y del aire para obtener mejor cosecha. Eso sí, en el proceso caen muchos limones, más de tres cubos grandes, habrá que buscar que podemos hacer con ellos, además de la limonada o el jugo concentrado que utilizan para cocinar. Después de comer, seguimos con los árboles de nuestra casa, teniendo mucho cuidado con los afilados pinchos que inevitablemente, en algún despiste, te recuerdan que existen.

Jueves, 24 de noviembre de 2022

Mejorando la tierra

Ayer ya terminamos la primera fase de acondicionamiento de las dos zonas de huerto, El siguiente paso será mejorar la tierra, ya que es muy arenosa y no parece tener muchos nutrientes, lo ideal sería hacer nuestro propio compost con los restos vegetales y las hojas secas, pero de momento no se está haciendo. Quizás sería bueno incluir en el proyecto la construcción de una compostera para generar compost de calidad para abonar el huerto cuando ya esté en funcionamiento. Puesto que esta primera opción ideal no está disponible, tendremos que comprar algún carro de estiércol para mezclarlo con la tierra. Sor Hortensia ha decidido ceder uno de los huertos a los dos chicos que se han encargado de quitar las hierbas, puesto que se lo han pedido y sabe que lo trabajarán bien y el otro a la asociación de mujeres del barrio de Khamboudhia (donde se encuentra la casa), a condición que lo aprovechen, trabajen bien la tierra y obtengan una buena cosecha que sea suficiente para su consumo y el consumo de la casa de voluntarias. Para ello ha programado una reunión con la presidenta de la asociación, pero no podrá ser hasta el sábado, puesto que ahora todo el pueblo está inmerso en los trabajos derivados de la última cosecha, principalmente en la separación del mijo del grano. Nosotras, mientras no podamos avanzar en el proyecto del huerto, seguimos con nuestros trabajos de poda, a los cuáles hemos añadido también la plantación de árboles, hoy hemos plantado una higuera y mañana plantaremos un aguacate.

Viernes, 25 de noviembre de 2022

Cocinando productos de la tierra

El día se levanta nublado, igual que ayer y aunque sigue haciendo calor, se aguanta mejor y por la noche refresca más. El trabajo de poda del jardín de la casa avanza intercaladamente, entre los trabajos  de plantación y mantenimiento del resto del jardín. Con Jana, nuestra cocinera, hemos planeado la mejor ubicación para hacer un pequeño huerto y mañana empezaremos a trabajar en la zona donde ayer plantamos la higuera. Ahora no es temporada de mangos pero sí de papayas y aunque están buenísimas, no damos abasto y se están empezando a madurar demasiado, así que hemos probado a hacer un bizcocho de papaya, que quedó riquísimo y un poco de mermelada que también está espectacular. Hoy vamos a comer a casa de la congregación, con sor Hortensia y las otras tres hermanas senegalesas y después ayudamos a informatizar la contabilidad de la escuela, mientras charlamos tranquilamente sobre los proyectos actuales y sobretodo los futuros. La máxima ilusión de sor Hortensia, actualmente, es construir un centro de día para los ancianos del pueblo. Hace años que le ronda la idea y ya tiene el presupuesto y la ubicación, pero necesita encontrar la financiación necesaria. A Manos Unidas, con quien tiene una excelente relación, que han construido el colegio y actualmente están construyendo una clase de informática y otra clase para empezar a crear una segunda línea el curso que viene,  le encantaría apoyar el proyecto, pero no está dentro de sus líneas de actuación, y por lo tanto, les es imposible. La construcción de dos casas para profesores, el otro gran proyecto anhelado, sí que entra dentro de las directrices de Manos Unidas, y está previsto iniciarlo en cuanto acabe el proyecto actual de ampliación del colegio, puesto que no pueden tener activos dos proyectos simultáneamente. Y así, entre sueños, anhelos e ilusiones se nos escapa la tarde, mañana seguiremos esforzándonos para conseguir materializarlos.

Sábado, 26 de noviembre de 2022

Reuniendo a las mujeres

El sol sigue jugando al escondite detrás de las nubes y aunque pudiéramos pensar que amenaza lluvia, es casi imposible que llueva antes de mediados de julio. Hoy, que no hay colegio y sor Hortensia está más tranquila, aprovechamos para sumergirnos en la contabilidad de la escuela y entre números y fórmulas se nos pasan las horas, sin apenas darnos cuenta. A las cinco, tenemos por fin, la reunión con las mujeres, llegan puntuales y se muestran receptivas y contentas de la oportunidad que se les brinda. Les gustaría plantar berenjenas, que parece que se da muy bien en la zona, cebollas, imprescindibles en la cocina senegalesa, lechugas, pimientos, papayas… Escogen un terreno y quedamos para el lunes por la tarde para continuar con los trabajos de preparación de la tierra. Parece que nuestro proyecto de voluntariado va tomando forma y, aunque despacio, progresa adecuadamente hacia el fin deseado. Quizás nos hubiera gustado, desde nuestra mentalidad europea, hacer las cosas más de prisa, pero hemos sabido adaptarnos al ritmo de vida local, aprovechando el tiempo de espera para apoyar también, los otros muchos proyectos en marcha en Sanghé. Mientras contemplamos la bonita puesta de sol desde el terrado de la casa, nos invade la firme sensación que el día no tiene suficientes horas para hacer todo lo que querríamos.

Domingo, 27 de noviembre de 2022

Participando de las costumbres

Hoy es domingo y los católicos del pueblo se ponen sus mejores galas para asistir a la misa de las nueve. La iglesia se llena de colorido, con esos vestidos típicos tan bonitos que lucen las mujeres y niñas. Me recuerda a las misas del pueblo de mi padre, en Salamanca, con la iglesia dividida, a la izquierda las mujeres y a la derecha los hombres, reservando los primeros bancos para las niñas y los niños. Un numeroso coro, a la derecha del altar inyecta alegría a la larga liturgia, que se extiende hasta las diez y media. La casa de la congregación está en frente de la iglesia, nos quedan pocos días y mucho trabajo por hacer, así que continuamos pasando toda la contabilidad de la escuela, del libro de cuentas al Excel. Nos centramos en los gastos, los recurrentes, de todos los meses, la electricidad, que según nos explican están cambiando los contadores y ahora son prepago, es decir cuando se acaba el saldo hay que recargar para seguir teniendo luz, al igual que el internet, que también funciona con tarjetas prepago. Los gastos de gasolina y reparación de los autobuses también aparecen regularmente, puesto que los caminos no están asfaltados y los dos minibuses que recogen y devuelven a los alumnos que viven más lejos, siempre van sobrecargados, superando con creces  la capacidad máxima de los mismos. Cada mes, también, hay que comprar hojas de papel, material de mantenimiento y limpieza y sobretodo, el gasto más importante, los salarios de los maestros y del resto de personal del colegio. También hay gastos puntuales, como la compra de semillas y herramientas para el huerto de la escuela, compras de pupitres y sillas… Sin duda, el gasto más importante de este año ha sido la construcción del pozo que suministra agua de muy buena calidad para el consumo de los alumnos y para regar el huerto. Inicialmente, estaba previsto perforar 80 metros para acceder al acuífero, pero el agua no apareció y el dinero ahorrado para tal fin se acabó. Fue la divina Providencia, como le gusta decir a sor Hortensia, la que trajo a la ministra de defensa, doña Margarita Robles, a visitar sus proyectos  justo en ese momento y al percatarse de la situación, se encargó de financiar los 95 metros extras que hubo que perforar y la instalación de las placas solares para extraer el agua.

Lunes, 28 de noviembre de 2022

Plantando el aguacate

Entramos en la recta final de nuestro viaje, exprimiendo al máximo el poco tiempo que nos queda. A primera hora, plantamos el aguacate, poniendo en práctica el método del tubo para regar más profundamente y aprovechar mejor el agua.  Después de desayunar, vamos a la escuela a abrir y organizar los paquetes recibidos del último contenedor enviado de Europa, hay muchos libros, algunos juguetes, ropa, zapatos… Antes de comer, recibimos la visita de un profesor de universidad que quiere apoyar el proyecto del huerto, volverá la semana que viene con herramientas y semillas y organizará la formación de las mujeres. Poco a poco, y con el esfuerzo de todos, conseguiremos convertir esos terrenos desaprovechados en un frondoso oasis de vida y esperanza. Mañana vendrán unos inspectores al colegio y se quedarán a comer, así que,  a las tres, vamos  a Thiés, a comprar verduras, fruta y bebidas para la comida. No nos podemos entretener mucho, porque a las cinco hemos quedado con las mujeres, que vienen acompañadas de algún hombre y muchos niños y cargadas de ilusión y alegría para afrontar el presente reto de superación y prosperidad.

Martes, 29 de noviembre de 2022

Siguiendo el curso

Escribo las últimas líneas de este emocionante diario a bordo del avión que nos trae de regreso a casa. Sólo nos separan quince días del inicio de esta particular aventura que quedará grabada en nuestro recuerdo para siempre. Dos semanas, en las que nuestra vida se ha detenido, abriendo la puerta a nuevas e intensas vivencias, que nos enriquecen profundamente. Mañana, cuando el frío amanecer nos despierte, recordaremos con nostalgia los paisajes, los inmensos árboles, las cabras, los burros y los caballos pastando por todos lados, los pájaros que pican contra el cristal de las ventanas al amanecer, la multitud de pequeñas mariposas blancas revoloteando, pero sobre todo a la gente, particularmente a los niños, regalándonos sus mejores sonrisas. Gracias a Marisol, con quien estoy inmersa en la elaboración de la página web de la ONG Red Azul y que tuvo la genial idea de realizar este diario, he intentado plasmar la evolución de este fascinante proyecto, que dejamos bien encaminado, con la firme esperanza que llegará a buen puerto.

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